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TIBIAL POSTERIOR

Hoy hablaremos de uno de los músculos con mayor relevancia a la hora de tratar patologías de pie y de tobillo: el tibial posterior. Un gran olvidado cuando se realizan ciertos tratamientos y que generalmente se escapa al conocimiento de nuestros pacientes que acuden a nuestra consulta con dolor.

El tibial posterior es un músculo de forma aplanada, oblongo y monopenniforme. Se sitúa inmediatamente encima de la cara posterior de los huesos de la pierna y de la membrana interosea. Tiene su origen en la cara posterior de la tibia, membrana interosea y cara interna del peroné. Presenta su recorrido por encima del maleolo tibial hasta recorrer la planta del pie insertándose finalmente en la tuberosidad del escafoides y en el primer cuneiforme y mediante débiles conexiones en el segundo y tercer cuneiforme, en el cuboides y en 2°, 3° y 4° metatarso. 

¿Qué función realiza este músculo?

Para desconocimiento de muchos, este músculo realiza principalmente inversión de tobillo (planta del pie mirando hacia dentro), mediante extensión del pie (flexión plantar) y es supinador y aductor del mismo. Sin embargo, lo mas importante es que realiza un trabajo muy necesario de estabilización del arco plantar. Por ello, es un músculo a tener en cuenta cuando el paciente presenta una fasciopatía plantar con afectación del arco.

A nivel diagnostico,

vamos a detectar un punto doloroso en la región interna del tobillo, cercano al hueso escafoides, que se prolonga por todo el arco interno del pie. En los tests de movilidad, va a haber una limitación y va a aparecer dolor hacia el movimiento contrario de su función, es decir, a la eversión (planta del pie mirando hacia fuera).

Sin embargo, en los tests de fuerza, aparecerá dolor al pedir fuerza hacia el lado de la inversión (el gesto propio de dicho músculo).

¿Cómo lo tratamos?

Como toda patologia de tobillo y de pie, una de las partes mas importantes es trabajar sobre la rigidez que pueda aparecer. La articulación del tobillo posee gran movilidad y en el momento en el que aparece algún tipo de patología, esta se ve claramente comprometida. Además, se aprecia una clara mejoría en la siguiente sesión solo por el hecho de haber trabajado en este aspecto.

Una vez trabajada esa movilidad, pasaremos a tratar el dolor y la posible inflamación que pueda presentar la zona lesional, en este caso cara interna del pie y región posterior de la tibia (zona de origen del músculo).

Deberes para casa

Normalmente, al paciente se le suele recomendar que continúe con el trabajo de movilidad. Ya sea empleando una toalla o incluso haciendo trabajo con bicicleta sin carga.

También se le recomienda que aplique calor seco un par de veces al día durante no más de 10 minutos (con una manta eléctrica o un saco de semillas, por ejemplo).

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